No estamos en presencia de reformas estructurales sino de destrozos institucionales, involuciones legislativas de los derechos socio-laborales y enajenación de servicios públicos a favor de intereses privados.
La paradoja del panorama europeo es que mientras la izquierda se dice más europeísta que nadie, tiene menos presencia y menos coherencia supranacional que la derecha.
Servir en bandeja la ruptura del consenso constitucional y jibarizar nuestro crecimiento económico para un largo y decisivo periodo ha sido un error político y económico de bulto.