Razones estructurales de la crisis
Sottotitolo:
Por la recuperación de la demanda, y consecuentemente del empleo, es imprescindible un esfuerzo público de reactivación, como el Plan Marshall propuesto por la DGB.
Las medidas de política económica impuestas por el Partido Popular para reducir las necesidades de financiación exterior de España se basan en dos ejes 1) recortes de servicios públicos básicos supuestamente para reducir el déficit fiscal, la necesidad de financiación del sector público, y 2) recortes de derechos laborales supuestamente para recuperar productividad de la economía española, para ganar cuota exportadora y reducir la necesidad de financiación del sector privado. Asimismo el gobierno ha procedido a un tercer eje 3) Reestructuración del sistema financiero con el objetivo de que fluya el crédito al sistema productivo, ya que la solvencia de varias entidades fue afectada gravemente por sus comportamientos de riesgo en la financiación de la burbuja inmobiliaria. Pero los resultados han sido muy diferentes a los esperados: se ha incrementado el paro, hasta alcanzar la cifra de 6 millones de parados, y se ha desplomado la demanda nacional como resultado de las políticas de ajuste, acentuando la recesión, se prevé que en 2012 la caída del PIB sea del 1,5% y la reestructuración bancaria no está teniendo los efectos deseados, lo que nos lleva a un escenario de lenta salida de la crisis. 1) En relación con los recortes de servicios públicos hay dos cuestiones previas. En primer lugar los plazos de reducción de déficit público. Dichos plazos para Portugal y España han sido cuestionados por el propio Jean-Claude Juncker, presidente del Euro-grupo, al considerar que se han subestimado los negativos efectos en términos de desempleo. Análisis similar al que ha hecho el FMI sobre los fuertes efectos negativos de las políticas de ajuste fiscal, corrigiendo sus propias recomendaciones iniciales. Aunque este tema, al ser de ámbito europeo lo desarrollare más en la segunda pregunta. En segundo lugar hay que tener en cuenta que el objetivo del reducción del déficit público puede lograrse también incrementando los impuestos. La mayor parte de los países de la OCDE (20 de 27) han incrementado su presión fiscal en los últimos años. Según la OCDE los países que mejor están afrontando la crisis son precisamente los que más presión fiscal tienen: Dinamarca (48,1%), Francia (44,2%), Bélgica (44%), Finlandia (43,4%), Noruega (43,2%) y Alemania donde llega al (37,1%). En esté sentido hay que tener en cuenta que el fuerte incremento del déficit público en nuestro país obedece razones coyunturales y estructurales. La caída de casi 6 puntos en la recaudación, en porcentaje del PIB, desde 2007 a 2011 es debido a la crisis inmobiliaria y a la posterior recesión del consumo. Pero también hay razones estructurales. En los últimos quince años hemos asistido a una fuerte desfiscalización de las rentas de capital que ha mermado la capacidad recaudatoria del estado. Es la falta de voluntad política del actual gobierno es lo que impide aprobar unos Presupuestos Generales del Estado que acerquen el peso de los ingresos públicos sobre PIB, y los niveles de fraude fiscal, a la media comunitaria. El tipo efectivo del Impuesto sobre Sociedades (sobre el resultado contable) se situaba, según la Agencia Tributaria, en el 10,5% en el periodo 2008-2011 y, en el caso de los grandes grupos empresariales, apenas alcanzó un raquítico 5% en 2010. El expolio fiscal que se está haciendo a la ciudadanía, al facilitar que los grandes grupos empresariales españoles reduzcan su mínima aportación al esfuerzo fiscal, es una clara opción política. Asimismo los recortes en las políticas de gasto público se han centrado en políticas básicas para lograr la igualdad de oportunidades (educación y sanidad) y en aquellas que son imprescindibles para mejorar la capacidad competitiva futura de la economía española en producciones de valor añadido medio-alto (I+D+i). En 2013 el presupuesto inicial de ingresos no financieros del Estado experimentó un incremento nominal del 2,6% respecto al avance de liquidación de 2012, mientras las Participaciones de las Administraciones Territoriales en IRPF, IVA e Impuestos Especiales sufren un retroceso del 24,1%. El que el ajuste de ingresos sea soportado principalmente por las Comunidades Autónomas, donde se realizan las principales políticas de gasto social (educación, sanidad, dependencia), en vez de afrontar recortes en servicios más burocratizados de la Administración Central, o en le gasto militar, es fruto de una decisión consciente de minimizar los servicios públicos y ofrecer nuevos negocios a la iniciativa privada. 2) Los recortes de los derechos laborales para generar una reducción salarial que impulse la productividad es una opción errónea. Las mejoras estructurales de la productividad del trabajo lo obtienen las empresas invirtiendo en capital productivo (bienes de equipo, etc. ) e innovando tecnológicamente (Una empresa de mensajería no aumenta sustancialmente su productividad haciendo que sus trabajadores corran más para entregar los paquetes, sino dotándoles de una moto). 3) La reestructuración del sistema financiero puesta en marcha por el gobierno supondrá en la práctica una reducción de la competencia, es decir intensificar la situación de oligopolio de los grandes bancos en el mercado nacional, lo que conllevará un encarecimiento del crédito para particulares y pymes, los sectores con mayores dificultades de acceso a los mercados internacionales de capital. Hay alternativas económicas a las políticas del PP. Pasan por reconstruir la capacidad del Estado de generar riqueza, en vez de dedicarse a distribuir miseria. A través de una política industrial activa (como están haciendo Brasil, Corea del Sur, Taiwan, China, Alemania y Francia), que se haga en estrecha colaboración con las empresas con el objetivo de incrementar la capacidad exportadora en productos de valor añadido medio-alto, en los sectores estratégicos (automoción, aeroespacial, biotecnología, agroalimentación, TIC y contenidos digitales, energías renovables y eficiencia energética, industria de protección medioambiental). Las políticas alternativas también pasan por: - Avanzar en regulaciones para que propia generación de riqueza sea más igualitaria, los esfuerzos de elaboración de políticas económicas alternativas del Partido Laborista británico van en ese sentido. - Poner en marcha una política monetaria que sea mucho más exigente con la banca privada en el control de la creación de dinero, es decir de crédito, imponiendo mayores reservas bancarias. - Dotar al Estado de instrumentos de generación de ingresos no fiscales, incluidas empresas públicas en sectores con altas barreras a la competencia que generan mercados con monopolios u oligopolios naturales, como el sector bancario (el ejemplo del estadounidense banco público de Dakota del Norte es paradigmático), energético, transporte colectivo, etc. - Un sistema de relaciones laborales que haga compatible la mejora de la competitividad empresarial con la mejora de condiciones de trabajo y de la participación de los trabajadores en la gestión empresarial, tal como están haciendo Alemania y Francia. II.- Si, como se dice y alega continuamente, la política de “austeridad” se impone en España porque es la que impone el eje Berlin – Bruselas – Frankfurt, ¿por qué no se pone en discusión la política europea? ¿Es que quizá no hay alternativa a la política de austeridad? La austeridad fiscal como mecanismo para que una economía se recupere ha resultado falso. Los ejemplos dispares de EEUU y el Reino Unido lo ponen en evidencia. La política fiscal y monetaria expansiva de Obama ha generado un crecimiento del PIB del 3% en 2010, del 1,8% en 2011 y en el tercer trimestre de 2012 del 2,7%, mientras que las políticas de recorte del gasto público establecidas por Cameron tras su victoria en mayo de 2010 supusieron el parón de la recuperación iniciada en 2010, su PIB apenas creció un 1,8% ese año y un 0,8% en 2011 y tan solo un 1% en el tercer trimestre de 2012, a pesar del efecto positivo en el consumo de los Juegos Olimpicos de Londres. En el marco de la UE la política de austeridad está basada en un supuesto falso: que los países con altos déficits comerciales son países derrochadores, “que viven por encima de sus posibilidades”. Ya Keynes advirtió hace casi 60 años en Bretton Woods que tan desequilibrado estructuralmente está un país con déficits exteriores permanentes (España) como uno con superavits exteriores permanentes (Alemania). Y, por tanto, que la solución a esos desequilibrios debía ser compartida. Keynes llegó a diseñar una institución financiera internacional, la Internacional Clearing Union (ICU) que permitiría crear un sistema monetario no depredador de las economías exportadoras sobre las importadoras. La creación de la Unión Monetaria del euro con países con niveles de capitalización (de desarrollo) muy diferentes estaba, en la práctica, incentivando un transvase de capitales de los países centrales hacía los periféricos. En los países periféricos de la zona euro, debido a su menor nivel de capitalización, hacer negocios suponía más riesgos, lo que les obligaba a ofrecer tipos “naturales” de interés mucho más elevados a los capitales de los países centrales. La salida errónea que se ha propuesto a esta situación son políticas contractivas en los países periféricos para reducir sus necesidades de financiación exterior. Pero la magnitud de economías afectadas (Italia, España, Portugal, Grecia) ha hecho que la recesión de estos termine afectando a los países centrales (para 2012 el FMI prevé un crecimiento del PIB para Alemania y Francia de un 0,9 y 0,1 % respectivamente) , ya que son parte importante del destino de sus exportaciones. Lo que hay que desarrollar son políticas expansivas en el área euro, como propone la DGB, o al menos, si no hay voluntad por parte de los países centrales de poner en marcha mecanismos solidarios a escala europea, políticas expansivas en los países centrales que incrementen las exportaciones de los países periféricos. Como decía Keynes la resolución de los desequilibrios comerciales es cosa de dos. La Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) ha propuesto un Plan Marshall de estimulo, un vasto programa de inversiones para Europa, que parte de estas consideraciones. Su financiación vendría a través de cuatro vías fundamentales: la emisión de bonos europeos, los recursos generados por el Impuesto a las Transacciones Financieras (versión europea de la Tasa Tobin) y por la armonización europea de los tipos del impuesto sobre el patrimonio hasta un 3%, así como los recursos financieros que aporten el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD). Además para que se acelere la recuperación económica es condición necesaria una quita parcial de la deuda pública de los países periféricos que está en manos del Banco Central Europeo (los casos de Ecuador, Argentina e Islandia son prueba de ello), o al menos (lo que supondría una menor aceleración de la recuperación) el aumento de los plazos de reducción del déficit público. Por último, es imprescindible la modificación de los estatutos del BCE, de tal forma que el crecimiento económico sea uno de los objetivos básicos de la política monetaria en la zona euro, y el pueda BCE jugar un papel anticrisis mucho más relevante, como lo ha jugado la Reserva Federal de EEUU. El secuestro del BCE por los talibanes de la estabilidad de precios (que defienden los intereses de los propietarios de capital rentista) es la culpable del actual dolor social que se vive en Grecia, Portugal, España e Irlanda. Para responder a la otra pregunta hay hacerse una previa: ¿quien, con capacidad real de incidencia, debería poner en cuestión el férreo control que ejerce Alemania sobre las políticas europeas, que en este momento esta sujeto a los intereses electorales cortoplacistas de la CDU? En primer lugar el principal representante de la socialdemocracia europea, el Presidente de Francia, pero creo que existe un acuerdo entre Merkel y Hollande por el cual las políticas expansivas, más o menos tímidas, se pondrán en marcha una vez pasen las elecciones alemanas de otoño (incluso antes, esta primavera, puede producirse una revisión de los plazos de ajuste fiscal para España y Portugal). Un incremento permanente de la productividad no se obtiene de una mayor explotación de los trabajadores, sino mediante incrementos en la inversión empresarial. En la época de fuerte crecimiento de la productividad de la economía española (años 60 y 70) el stock de capital productivo (excluidas las viviendas) creció a una tasa anual del 10%, mientras que en los últimos 15 años lo ha hecho a una tasa solo del 1%. El stock de capital de la economía española, su capitalización, es un 161% del PIB, un porcentaje aún muy inferior de otras economías desarrolladas como Alemania, un 184%, y EE.UU., un 209%. El stock de capital productivo privado por empleado en España en 2009 fue apenas un 75,6% de la media del área euro, y era el mismo porcentaje que en 1995. El bajo esfuerzo inversor de las empresas en los últimos tres lustros es la verdadera razón de la baja productividad de la economía española. Este bajo esfuerzo inversor no ha sido debido a una reducción de los beneficios empresariales en la época de crecimiento, que han crecido mucho más que las rentas salariales, sino a que se ha incrementado la parte del capital que sale de la empresa, que no se reinvierte en ella. La inversión empresarial se recuperará cuando haya un crecimiento sostenido de la demanda, pero para acelerar esa recuperación de la demanda ( y consecuentemente del empleo) es imprescindible un esfuerzo público de reactivación, como el Plan Marshall propuesto por la DGB. Gran parte de las reformas que estamos sufriendo están originadas en una opinión muy extendida entre los talibanes del mercado que “las reformas estructurales se adoptan, frecuentemente, en épocas de crisis económica o de episodios prolongados de crecimiento lento o negativo”. Estas fueron las palabras que pronunció el 11 de mayo de 2010 ante el “Seminario de alto nivel sobre experiencias en el mercado laboral: hacia mercados de trabajo eficientes” el anterior gobernador del Banco España (MAFO), responsable, al menos, de haber sido incapaz de atisbar la crisis financiera que se nos venía encima, y posiblemente cómplice, al menos pasivo, del fuerte endeudamiento inmobiliario de gran parte de nuestro sistema financiero, como está investigando actualmente el Fiscal General del Estado. La fecha de esas palabras es importante, el 11 de mayo de 2011 fue el día anterior a la intervención de J.L. Zapatero en el Congreso que supuso un cambio radical de su política económica. Los ejemplos de ese uso de la crisis para desmantelar el estado del bienestar en España son contundentes: los hospitales de la sanidad valenciana que han privatizado su gestión son más caros que los que siguen bajo gestión pública, y eso que no disponemos de datos sobre el posible deterioro en la calidad del servicio. El fuerte recorte del gasto público en la enseñanza pública en la Comunidad de Madrid ha venido acompañado del blindaje de las subvenciones públicas a los centros privados concertados. Ya lo dijo Milton Friedman tras el desastre del Katrina en Nueva Orleans: “ahora que las escuelas y las guarderías están inundadas es el momento de privatizar la enseñanza”. Bruno Estrada López.
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