Reforma laboral y medidas económicas.
Sottotitolo:
El hecho de que ahora a los mercados internacionales se les presente la reforma laboral como una medida expansiva, que sirve como contrapeso a las medidas contractivas basadas en los recortes presupuestarios, es un mero movimiento propagandístico. El nerviosismo de los mercados financieros de los últimos días es evidente. El mecanismo europeo de estabilidad financiera (EFSF) es insuficiente, incluso con la subida de sus fondos acordada hace unos días, para hacer frente a la crisis española. Posiblemente todos los fondos del EFSF serían absorbidos y serían insuficientes si se desencadenase un ataque simultáneo sobre la deuda pública y sobre la banca española. A mi juicio este es el fantasma (el del ataque simultáneo) que planea sobre España en las últimas semanas. Pero ¿a qué se debe esta inusual atención de los medios internacionales a España?. Lo dice el título del artículo del Washington Post: a que puede arrastrar a toda la eurozona. España es la próxima Grecia, pero en una escala inasumible para el euro. Un comentario de un lector al artículo de Plumer en el Post recuerda la teoría del dominó de 1954 sobre la caída de un país tras otro en manos comunistas. Dice que ahora esa teoría del dominó es aplicable en la eurozona a las crisis de cada uno de los Estados. Y, a propósito de comentarios de los lectores, que suelen ser más inteligentes que en los diarios españoles (y no suelen derivar en intercambios de insultos entre peperos y psoeros), un lector del FAZ comenta las declaraciones del Ministro Guindos diciendo que mientras la fórmula definitoria del PIB (=consumo + inversión + gasto público + exportaciones – importaciones) siga siendo válida, es imposible pensar que España pueda salir por sí sola del atolladero, dado que si se deprime simultáneamente el consumo, la inversión y el gasto público, es irrealista pensar que el crecimiento pueda venir de las exportaciones en tanto en cuanto la tasa de intercambio exterior no se altere radicalmente, lo que solamente puede conseguirse por una devaluación que hoy es imposible por la pertenencia al euro. En fin, el Washington Post rezuma escepticismo: los países endeudados del Sur no tienen otra alternativa que la austeridad, que les conduce a la depresión económica y son los países del Norte (esencialmente Alemania) quienes tienen la solución en sus manos, a través de una política menos orientada a la exportación y más al consumo (http://xanerrasti.wordpress.com/2012/03/13/el-derecho-del-trabajo-espanol-sacrificado-para-salvar-las-finanzas-publicas-a-corto-plazo-y-la-estabilidad-del-pp/). Pero los inversores se han acostumbrado, gracias a la crisis griega, a las intervenciones extraordinarias del fondo de estabilidad y del BCE y sus decisiones de inversión están condicionadas por la expectativa de tales intervenciones. La crisis del euro, con su historia de indecisiones, incapacidad política y errores dramáticos, amenaza la economía mundial y la preocupación se extiende, con España en el centro. En tales condiciones y ante lo que pueda ocurrir las próximas semanas, el ministro Guindos aparece en la portada del FAZ para asegurar que España tiene un plan y que al lado de la austeridad presupuestaria también tiene estrategia de crecimiento. Pero en ese sentido solamente ofrece la reforma bancaria y la laboral y anuncia nuevas medidas liberalizadoras, lo cual, por razones que ya analizaré, resulta totalmente inverosímil, pero como sin un cambio de política en Alemania no hay nada que hacer, no cabe sino mantener el discurso, por poco que convenza a los inversores. O sea, que volvemos a lo que ya dije en un artículo anterior: no hay pacto social posible por razones de pura imagen internacional (http://xanerrasti.wordpress.com/2012/03/13/el-derecho-del-trabajo-espanol-sacrificado-para-salvar-las-finanzas-publicas-a-corto-plazo-y-la-estabilidad-del-pp/). Evidentemente esa nueva presentación de la reforma laboral como medida expansiva es insostenible: se supone que dicho carácter lo tendría porque fomentaría la contratación, gracias a las mejores condiciones de los empresarios para ello. Pero es obvio que los empresarios no contratan trabajadores para mantenerlos, sino por la expectativa de beneficios. Y si no existe esa expectativa, debido a la situación contractiva, la mayor facilidad para despedir y para bajar salarios no se traducirá en contratación (algo que solamente vendrá con un ciclo expansivo), sino en despidos y bajadas de salarios. Y las dos medidas, aplicadas en gran escala, como se teme que ocurra, tienen una naturaleza obvia de contracción del consumo privado que agrava la espiral provocada por los recortes presupuestarios. Alfredo Pérez Hauer
|