Anatomía de las elecciones en España
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El Partido Popular, que perdió 3,6 millones de votos, sigue siendo el partido más votado, sino también sumando los votos del PP y Ciudadanos, las posiciones de la izquierda han obtenido casi un millón de votos más que las de la derecha. El resultado de las elecciones del 20 de diciembre se diferencia completamente de los que habitualmente se venían realizando en nuestro país, sobre la base de un bipartidismo completado con el apoyo intermitente de los partidos nacionalistas vasco y catalán. Los resultados de las elecciones han sido recibidos con inquietud por los medios de comunicación. El Mundo lo precisa muy claramente: el resultado electoral ha derribado el bipartitismo: el actual presidente, Mariano Rajoy, es por tanto un presunto damnificado por las consecuencias del voto. El Pais insiste en que pese a haber ganado las elecciones, el PP “tendrá muy difícil formar gobierno”, Y sólo Público.es coloca en titulares la posible salida a la izquierda de este proceso, al afirmar que “la izquierda se convierte en una alternativa factible de gobierno”. Un panorama complicado, que en Sinpermiso.es se define como un “empate estratégico”. Los datos son posiblemente nos digan algo más sobre este escenario. Han votado más de veinticinco millones de españoles, lo que significa un 73,16% del censo electoral. De esos 25 millones, el PP ha cosechado 7,2 milliones, el PSOE 5,5milliones e IU menos de un millón, 922.000 sufragios. Son los partidos que, junto con UPyD, más votos han perdido respecto de las elecciones del 2011, que sellaron una etapa de la crisis y permitieron al PP afrontar en solitario la tarea de aplicar las políticas de austeridad y de recortes sociales que causaron la degradación de los derechos democráticos y de las condiciones de existencia de la mayoría de los ciudadanos. El otro gran partido clave, el PSOE, ha perdido un poco menos de un millón y medio de votantes y 20 escaños, situándose en el peor resultado de su historia desde el comienzo de la democracia en las elecciones de 1977. Con todo, sigue siendo el primer partido de la izquierda, que por consiguiente podría iniciar las conversaciones para obtener una mayoría parlamentaria suficiente para formar gobierno. En el espacio electoral, han irrumpido dos nuevos actores con gran fuerza, Ciudadanos y Podemos. El partido de Albert Rivera ha tenido un gran éxito al conseguir 40 diputados correspondientes a tres millones y medio de votantes, el 14% del total. No obstante, las expectativas que las encuestas habían alimentado eran mayores. Su presencia ubicua en los medios y en especial en la televisión, la propaganda extensa que sus propuestas habían recibido, le asignaban en las encuestas finales porcentajes entre el 16 y 18%, entre 54 y 58 diputados. Ha sabido crear un espacio en el centro derecha con fuerte implantación en capas medias urbanas que no soportan los episodios continuos de corrupción del PP y sus actitudes neofranquistas. Su sintonía con las políticas europeas de austeridad y su concepción unitaria del Estado español le colocan en un espectro decididamente conservador, pero no cuenta con suficientes escaños como para garantizar la continuidad del gobierno del PP. Con mucha más fuerza se ha consolidado la presencia de Podemos en el Parlamento. Para este momento nacieron, han recordado sus dirigentes, y han irrumpido de manera impetuosa, a través de una propuesta articulada y diferenciada en razón de la diversidad plurinacional española, lo que ha permitido que acudieran en unión con otras fuerzas políticas, entre ellas IU, en Catalunya y en Galicia – donde han obtenido 12 y 6 escaños respectivamente – y en Valencia con Compromís – donde han logrado 9 puestos – mientras que en otras regiones como Andalucía o Madrid, en las que la confluencia con IU habría dado mejores réditos electorales, ha concurrido en solitario. Izquierda Unida, presentada como Candidatura de Unidad Popular, ha obtenido 922.000 votos, en lo que parece ser su suelo electoral, que ya alcanzara en las elecciones del 2008, donde una parte de sus votantes se desplazaron al PSOE para permitir la victoria de este frente al PP. Ha perdido 750.000 votantes respecto de las elecciones del 2011, y los dos escaños que ha obtenido en Madrid no le dan la posibilidad de tener grupo parlamentario, salvo que llegue a algún acuerdo, posiblemente con ERC, para un préstamo “técnico” de diputados a esos efectos. Los partidos catalanes han tenido una presencia contenida. ERC, que debería haber sido un fenómeno electoral en ascenso, ha defraudado sus propias expectativas, y casi empata con la nueva marca de Convergencia, Democracia y Libertad (DL) con 9 y 8 escaños respectivamente. No es previsible sin embargo que ambos partidos puedan, como si lo hizo CiU en el pasado, apoyar a un gobierno del PP, en abierta hostilidad mutua. Más posible sin embargo sería el acercamiento de ERC a un posible pacto de PSOE-Podemos en el que se incluyera un calendario para la consulta en Catalunya sobre su independencia con el Estado español. En el Pais Vasco, los partidos tradicionales han retrocedido ante el fenómeno Podemos, que ha afectado especialmente a Bildu, que ha perdido 116.000 votos y cinco diputados. El PNV ha perdido asimismo votantes, aunque en menor cantidad, 22.000 y ha ganado por el contrario un escaño. Podría ser también un apoyo a un pacto PSOE-Podemos. El panorama es por tanto complicado. No es conveniente sin embargo deducir que la situación de “empate” se corresponda con los votos emitidos. Es el sistema electoral el que ha logrado el empate técnico o esta situación anómala. La suma de votos de PSOE, Podemos e IU arroja un resultado de 11.637.624 personas, mientras que la de PP y Ciudadanos da la de 10.708.821. Es por tanto evidente que las posiciones de la izquierda han obtenido casi un millón de votos más que las de la derecha. Si a ello unimos los votos de los partidos nacionalistas que son claramente contrarios a las políticas del PP, la distancia se amplía considerablemente en la intención declarada de los votantes opuesta al gobierno de Rajoy. Es ahora el momento de la política parlamentaria, de la capacidad de llegar a puntos de encuentro desde el amplio arco que lleva desde las posiciones de centro a la izquierda. Por vez primera en el parlamento español tiene una densidad política muy importante la izquierda alternativa, que deberá hacer efectiva, no sólo en la negociación para lograr gobierno, sino en la discusión parlamentaria y en la reivindicación de la política como espacio de discusión y de creación de opinión pública. Veremos cómo funcionan las presiones de los poderes privados para recomponer en su favor una situación que no les conviene. La gobernanza que han pretendido obtener en las urnas no les ha sido dada, pese a todos los esfuerzos mediáticos y manipulatorios realizados. Antonio Baylos
Catedrático de Derecho del trabajo. Universidad de Castilla-la Mancha |